Lacan - El Imaginario Estadio Del Espejo
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EL DESEO
¿Qué es el deseo? ¿Acaso el deseo es nuestro? O será que deseamos lo que los otros desean…
Más allá de la definición, sin duda, nuestro deseo rige nuestro comportamiento. Nosotros accionamos, ejecutamos y nos embarcamos por seguir nuestros deseos.
Y el ¿engaño y la manipulación? Acaso los otros o el otro manipula nuestro deseo. Según Sigmund Freud, el deseo siempre viene de uno mismo, pero podemos finalmente engañarnos a nosotros sobre qué es lo que deseamos.
Dado que tenemos deseos, es que somos sujetos. Vivimos en un loop infinito de deseos, de nunca poder considerarnos completamente coherentes, de nunca poder considerarnos un todo 100% constituidos.
Entonces, tú, yo, el sujeto proyecta una imagen futura, una imagen de un yo futuro, no importa si es 10 o 5 o 1 año en el futuro. Pero esa imagen no eres realmente tú. Esa imagen no desea.
Esa imagen es simplemente una proyección de tu yo presente basada en tus aspiraciones, ideales, metas, objetivos, etc.
Vivimos en una constante búsqueda de un algo, un algo. Ese algo se proyecta en imágenes que llamaremos objetos del deseo.
El objeto, desde su definición está completo, no le falta nada. Y buscamos alcanzarlo para ser coherentes, para ser exitosos, para obtener logros, para estar “completos”.
No obstante inmediatamente después de conseguir dicho objecto, vuelve a aparecer un no-objeto, algo que te falta.
Como sujeto sientes que aun no eres, por ello proyectas una cáscara, una armadura de una identidad alienada. Esta identidad la defines como ser tu mismo. Pero recordemos, tu y yo somos sujetos, los sujetos nunca están completos. Si estuvieran completos no buscarían ser ellos mismo.
El deseo representa siempre un vacío, una falta de algo. Lo interesante es que el deseo es inconsciente. Entonces no sabemos realmente hacia donde van nuestros esfuerzos.
Estos esfuerzos nos separan entre un yo,mejor dicho, un soy y un quiero ser. Este quiero ser es parte de ti pero no eres tú.
Lo importante aquí es que esta separación, este espacio nunca va a dejar de existir y eso es lo que exactamente el Marketing y la publicidad no quiere que sepas.
Celebridad
Ahora entra el juego el término de celebridad que también es usado mucho en marketing.
Una celebridad sigue siendo una imagen, un objeto, un deseo “completo”. Y desde el punto de vista de la celebridad, esta puede tener el deseo del otro, de los que observan y se da una dialéctica del reconocimiento.
Entonces el público, los otros, te reconocen como celebridad, pero como antes lo hemos visto, la celebridad no puede tener el deseo del otro. Es decir, el deseo del otro que en realidad es el vacío del otro (porque el deseo siempre va a seguir deseando) no puede llenar el vacío de la celebridad.
Así que sí, la celebridad puede estar tan vacía como tú.
EL IMAGINARIO
El psicoanalista Jacques Lacan definía 3 órdenes de la psique humana.
- El imaginario: Imágenes. Es el menos mediado de la experiencia
- Lo real: No lingüístico
- Lo simbólico: El lenguaje, las señales, los códigos
Todas estas etiquetas que inundan las redes de
se tu mismo,lifestyle,fitnessson imágenes, entonces está en el imaginario y lo único que buscan es que consumas.
Lo imaginario no tiene reglas, no tiene códigos, no puede ser medido. Entonces es el lugar perfecto para crear un yo ideal en un mundo de imágenes.
El yo ideal es una proyección, que puedes encontrarla al ver a una celebridad. Para que luego te digas a ti mismo: “es como yo quiero verme”
Hagamos algo de memoria, recordemos cuando éramos niños. ¿Qué pasaba cuando metíamos un gol en una cancha vacía? o cuándo cantábamos frente al espejo ¿Acaso no festejábamos o imaginábamos como si nos rodeara un grupo enorme de gente?
Este estadio lleno de gente gritando y celebrando, estaban dentro de nuestro imaginario y toda esta gente me está mirando.
ESTADIO DEL ESPEJO
Otro concepto de Jacques Lacan es el estadío del espejo. Al nacer y hasta cierta edad de cuando somos bebes no deseamos, no le damos significado a las cosas. Es decir, no somos sujetos en el sentido Lacaniano.
Aprendemos a través de las imágenes, del lenguaje, de la interacción social, aprendemos a desear. El deseo viene del otro.
Antes de desear, simplemente sentimos, vemos unas manos que flotan a nuestro alrededor, notamos sensaciones, escuchamos ruidos, sentimos dolor, malestar, etc. Pero ¿Cuándo me reconozco como sujeto?
Para Lacan la respuesta es simple, es en el momento en que nos reconocemos como un todo, un reflejo de un yo en el espejo.
No obstante, esa imagen, esa figura reflejada no eres realmente tú, pero es parte de ti. Estás viendo un reflejo, tal y como ves el reflejo de tu pelota, de tu tren y de tus juguetes. Es decir tus objetos.
Al verte como un objeto te vez coherente, el deseo no se refleja y eso podría ser el inicio de toda la ansiedad que te acompañará el resto de tu vida.
Con todo esto se puede decir que nunca somos nosotros mismos, puesto que eso significaría que ya estamos completos, que somos objeto. Y ya sabemos que eso no es posible.
El deseo es ese vacío, que está en busca de un algo. Cuando ese algo se transfiere a un objeto, se vuelve un objeto del deseo. En casos extremos podría denominarse fetiche.
El YO ideal
Ya conocemos nuestro reflejo en el espejo, ya nos vimos como objetos. Pero las cosas se complican aun más cuando adquirimos el lenguaje, y aprendemos el YO.
Empezamos a construir en nuestra mente un yo ideal. Ya reconocemos diferentes objetos, como la mamadera, la sonaja, el chupón, etc. Un yo con una mamadera es un yo ideal. Entonces yo quiero la mamadera, yo deseo la mamadera.
Me significo a mi mismo como significamos a los objetos, pero yo sí tengo deseos inconscientes.
El yo ideal es un objeto, una cáscara alienada que siempre le va a faltar algo, lo que genera ansiedad.
LA MIRADA DE LOS OTROS
Existe un espacio imaginario en donde las miradas de los otros apuntan. Dentro de este espacio están las celebridades, identidades, formas que se observan como completas.
Desde el punto de vista del otro, está imagen que está dentro de este espacio es coherente, está completa.
Desde el punto de vista de la celebridad, está tiene que ser feliz puesto que la imagen es feliz.
Como celebridad tu te construyes externamente como si hubiera un alguien que mira desde afuera de este espacio. Un otro que está afuera con deseo, el deseo del otro.
No obstante, este escenario es imaginario. Tan imaginario como el niño que cantaba frente a un estadio de gente, como el niño que anotaba un gol dentro de un estadio.
El público, los otros que miran desde el “estadio” también son imaginarios pero se vuelve parte de ti. Desde afuera, se te ve sin ansiedad como un objeto. Los objetos no tienen ansiedad.
Redes Sociales
Las redes sociales han añadido una variable más, el ser visto, el deseo del otro se refleja en números. Pero recuerda, los otros no existen, son imaginarios que están dentro de ti.
Tu “tienes el deseo del otro” pero el deseo es invisible, realmente no sabes cual es el deseo del otro. Todo el concepto realmente está dentro de ti.
Un caso extremo es la paranoia, piensas que la gente ve algo en ti, tiene un concepto sobre ti.
La mirada del otro, el otro que mira la pantalla del celular, realmente ve una imagen, un objeto. Un objeto que no tiene deseo. El deseo es invisible a los ojos.
La publicidad siempre nos dice “se tú mismo”, pero eso es realmente un problema que no tiene solución y esas son las cosas más rentables en este mundo.
Seguimos comprando algo que está fuera de nuestro alcance.